viernes, 23 de enero de 2009

MANUEL DEL CABRAL


Llegó a la redacción una noche de verano muy calurosa. Se acercó a donde yo estaba escribiendo a máquina y se presentó: "Soy, me dijo, uno de los grandes poetas de América". Lo miré con esa mirada con la que se mira, supongo que en todas las redacciones del mundo, a quienes llegan con sus papeles creyendo que son muchas cosas que en realidad no son, incluso, claro, un gran poeta. Pero cuando lo observé mejor me di cuenta, sin conocerlo, que quien así hablaba no estaba hablando por hablar. Y él se dio por enterado de lo que me pasaba, porque sonriendo agregó: "Soy Manuel del Cabral”.
Claro que lo conocía, claro que era un gran poeta y autor de algunos libros particularmente bellos, entre ellos "Compadre Mon" que, como es bien sabido, es parte sustantiva de la poesía americana. Traía bajo el brazo su "Pedrada planetaria" y una antología que incluía sus poemas junto con los de otros grandes poetas.
¿Qué hacía en Rosario? Parte de su familia era de aquí, solía venir cada tanto. Estaba viviendo en la Argentina como exiliado. Después pudo volver a su patria, cuando, como se lo decía en una nota publicada por aquel entonces, cesó la saña con la que se lo había perseguido.
Era bajo, robusto, moreno. Tenía una camisa abierta, de cuello almidonado, los gestos de un hombre de esas zonas de América en las cuales cierta exuberancia forma parte de lo cotidiano. Mostraba una gran simpatía y mientras hablaba se alejaba y acercaba del escritorio con verdadero entusiasmo. Me dijo que quería conocer poetas de Rosario, algunos libros, sus revistas literarias. No era fácil a esa hora. Le dije que me esperara y juntos nos fuimos a tomar algo...

¿QUIÉN?
¿Quién abre aquí los párpados como quién hace heridas?
¿,Qué metal viene ahora? ¿Qué rifle vendrá a hoyar
una ala del gran pájaro de este mapa de América,
que por pesarle el sueño no puede despertar?

¿Es que aún de este lado del mar lo que nos llega en
el sudor del ojo, no deja de caer ...?
¿Qué minero hay sacando estas gotas del párpado
que van desde la mina del grito hasta la piel?

Oigo ya que el gran viejo de Manhattan sacude
su gran barba de trinos; salen desde su bosque
los pájaros-oráculos. Y aquí, soldado, aquí,

tú lo hallarás mañana. Porque siempre hay América
aquí donde el recluta salvaje de Walt Whitman
pone sobre los hombros de un verso su fusil.
Manuel del Cabral

NEGRO SIN NADA EN TU CASA
Yo te he visto cavar minas de oro
—negro sin tierra—.
Yo te he visto sacar grandes diamantes de la tierra
—negro sin tierra—.
Y como si sacaras a pedazos tu cuerpo de la tierra,
te vi sacar carbones de la tierra.

Cien veces yo te he visto echar semillas en la tierra
—negro sin tierra—.
Y siempre tu sudor que no termina
de caer en la tierra.
Tu sudor tan antiguo, pero siempre tan nuevo
tu sudor en la tierra.
Agua de tu dolor que fertiliza
más que el agua de nube.
Tu sudor, tu sudor. Y todo para aquel
que tiene cien corbatas, cuatro coches de lujo,
y no pisa la tierra.
Sólo cuando la tierra no sea tuya,
será tuya la tierra.

Manuel del Cabral - 7 de Marzo de 1907-17 de mayo de 1999

No hay comentarios:

Publicar un comentario